La grandeza de San Martín fue precisamente la de haber sido el hombre de una causa: la independencia de la Patria.
Formó su ejercito de la nada, con el concepto de "La Nación en armas", que un siglo después fue mencionado por los estrategas mas famosos. Con ese ejercito, que fue fuerza y escuela, pasó las cordilleras más elevadas que tropa alguna haya cruzado. Con una maniobra estratégica que maravilla por lo ingeniosa en su concepción y perfecta su realización, llega a la batalla decisiva de Chacabuco, pero que la había ganado antes de ponerse en marcha, en Mendoza.
Su obsesión fue la libertad de su Patria. Ese fue el objetivo, que lo desveló hasta el momento de su muerte. He aquí la razón de su mandato: "seamos libres que lo demás no importa".
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